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lunes, 12 de abril de 2010

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Iba paseando aquel día sin saber a donde, porque mi intención no era la de llegar a ningún sitio. Paseaba fijandome en las pequeñas cosas que había en aquella calle extravagante, llena de arte callejero, que rebosaba inspiración. Con una libreta en la mano esperaba capturar un pensamiento de esos que merece la pena recordar, y quizás crear algo que la gente pudiera apreciar. Hacer cosas para uno mismo... es igual que pensar. No vale de mucho más una clave que sólo tu puedas comprender, para eso no es necesario plasmar tu pensamiento. Sale y vuelve a entrar en ti, no tiene sentido. Es más que nada una necesidad de comunicación.

Aquel lugar me hacía sentir alejado de todo lo que considero vacío. Lejos de las conversaciones evidentes, de las situaciones repetitivas... Cada detalle ínfimo de aquel sitio formaba parte del sigificado que tenía para mi. Me sentía como si mi vida fuera distinta, como si fuera un lienzo en blanco.

Era agradable encontrar tanta gente moviendose por la calle aquella mañana. El murmullo especialmente irregular que podía oirse borraba en mi la sensación de soledad, y cada vez más, me sentía una parte discreta de aquel conjunto, de aquel momento y de aquel lugar. Me sentía bien siendo nadie en aquella situación, me sentía escondido, en cierto modo. Acogido.

Y me senté en un banco, a nada. Bueno, en realidad me senté a la espera de cualquier cosa, sin ninguna expectativa concreta. En resumen, que me senté y punto.

Mi falta absoluta de planes para aquella situación me mantenía totalmente relajado.

2 comentarios:

J dijo...

Da gusto dejarse caer por este blog de vez en cuando y encontrar cosas como esta. Enorabuena.

Alejandro S.P. dijo...

Gracias! Son cosas que se me ocurren en momentos de inspiración. Para mi son importantes! Unos más que otros, pero este concretamente me parece bueno. En realidad tenía la intención de que fuera parte de una historia que espero continuar, pero no tengo ni idea de en qué acabará.

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