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jueves, 16 de julio de 2009

Chocolate amargo

Tiene los ojos de chocolate amargo... Y en ellos puede leerse todo salvo sus pensamientos. Si fijas en ella tu mirada te verás perdido en la oscuridad cálida de sus ojos marrones. La infinitud construida de destellos y sombras, un cielo abierto en el espacio de sus pupilas, y la noche en su interior. En ellos siempre estas en peligro. En peligro de no volver a salir, por no querer hacerlo.

domingo, 5 de julio de 2009

Berlín Capítulo cinco


Andando tranquilamente cerca de la puerta de Brandenburgo, algo inesperado captó mi atención… A lo lejos vi que se acercaba una extensa comitiva, y pensé que habían decidido adelantar la cabalgata de reyes, pero cuando se acercaron lo descarté. Era Junio. Y el aspecto no me cuadraba. Fue curioso, colorido y lleno de cosas extravagantes. Todos muy contentos y muy orgullosos, excepto un señor, al que llamaremos Günter, que se subió por error a una carroza, por confundirla con la línea circular de autobús.

jueves, 2 de julio de 2009

Berlín Capítulo cuatro


Una de las cosas que llaman la atención es que en esta ciudad es que la gente va en bici a todas partes. Todo está lleno de bicis: hay bicis en la calle en las tiendas en los tejados las alcantarillas en los sánwiches... en todas partes hay bicis. Es que en en Berlín hay muy poco tráfico incluso en el centro de la ciudad, y como es tan llano, es muy cómodo moverse como hace el individuo que vemos en la foto superior, al que llamaremos Günter.

Berlín Capítulo tres


Berlín! Es genial la sensación de saber que tienes un millón de cosas de ver, la cámara preparada y que todo lo que encuentres va a ser nuevo! Puestos a descubrir como es la vida en la capital de Alemania me dispongo a empezar por lo más urgente en aquel momento: Comer. Comer siempre es bien recibido en mi vida. Que es lo que se come en Berlín? Pues salchichas. Y que es lo que se bebe? Pues cerveza (no muy fría). Así es como empieza mi estancia, con un currywurst y una cerveza no muy fría. En una especie de cafetería en la calle "Unter den Linden"


miércoles, 1 de julio de 2009

Berlín Capítulo dos


Hacía años que no subía en un avión de líneas, y ya tenía ganas de volver a ver todo desde tan alto… El vuelo duró alrededor de dos horas y tres cuartos, y no pasó nada relevante; no nos cayó un rayo, no se nos cayó un ala ni nos atacaron de ninguna forma, así que todo fue bastante normal. Por cierto, el piloto no nos dijo nada, ni nos deseó buen vuelo. Yo creo que estaba enfadado por el café que sabía a ceniza. Llegamos al aeropuerto de Tegel, en Berlín (bastante cerca del centro de la ciudad, dentro de lo que fue la zona interior del muro). Es bastante pequeño si lo comparas con el de Madrid. Cuando llegamos a la cinta esa que da vueltas con maletas, estuvimos esperando a que saliese el comandante sentado en ella para saludarnos mientras daba vueltas. Hubiese sido un bonito gesto, pero prefirió no hacerlo. Que pena.

Berlín Capítulo uno



Si te levantas a las cinco y media de la madrugada, seguramente ese sea el momento más duro del día. Para poder conseguirlo hay que tener un buen motivo. Y Viajar a un sitio tan lejano por primera vez en la vida es bastante motivador. De todas formas madrugar tiene dos cosas buenas: La primera es que aprovechas más el día, y la segunda que a las 6 de la madrugada todo es mucho más bonito. Hacía mucho tiempo que iba al aeropuerto, y la nueva terminal 4 es impresionante. Lo que más me gustó es estar allí tan pronto, y poder ver amanecer a través de aquellas cristaleras tan enormes, mientras me tomo un café que sabe a ceniza y un dónut sabor cartón glaseado. Aunque eso me dió igual. Andar por un sitio tan grande y tan vacío con la luz naranja que hay a las siete de la mañana hace que te sientas relajado.