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sábado, 30 de octubre de 2010

Niebla

Ya lo sabes, los días grises son mis favoritos. Siempre ha sido así para mí. Esta tarde ha sido gris y lluviosa. He ido a dar una vuelta. Cogí el coche sin saber a donde iba. Vi lejos que las montañas se escondían entre las nubes, así que decidí entrar en la niebla. No está mal. Al final resultó ser más lejos y más alto de lo que pensaba, pero tanto mejor. Nunca antes había perseguido la niebla. Eso de pensar "aún está 100 metros sobre mí" se me hizo curioso. La encontré en una carretera por la que nunca había conducido, entre las montañas. Subía haciendo mil curvas, y la lluvia a penas dejaba ver. Llegado a un punto donde la niebla era densa, aparté el coche en la salida de un camino pequeño de tierra, que acababa en una verja oxidada. He salido y he hecho algunas fotos en aquel sitio. Y algo que no suele pasar; he hecho una foto en la que saldré yo. No se por qué quería tener una imagen de mi mismo perdido allí. Llegué por casualidad a ese camino y me sentí muy satisfecho. No por el hecho de haber llegado, sino por estar allí. Creo que llegué al mejor sitio del mundo donde podía estar en ese momento.